Cuidado con compartir contenidos alegremente: cada vez más, la verdad es una quimera
Lo que puede parecer un mero cambio en la gestión de las cuentas de las redes sociales podría tener, en cambio, consecuencias muy graves en la vida real.
La confirmación de hasta qué punto esto es verdad llega con el terremoto desencadenado por la decisión de Elon Musk de cobrar por la insignia azul de Twitter a quien quiera adquirirla. Este signo, que anteriormente distinguía a una fuente fidedigna o de algún modo auténtica, porque se aplicaba a los medios y a las figuras públicas, ahora está al alcance de cualquiera, entre otras cosas porque solo cuesta 8 euros al mes, una cifra que todo el mundo puede permitirse.
Se trata de un cambio que, según dicen muchos, aumenta el riesgo, ya bastante elevado hoy día, de que las redes sociales difundan noticias falsas. Este temor se materializó hace unos días cuando comenzó a circular en Twitter la noticia (que resultó ser falsa) de una explosión en el Pentágono, acompañada de una foto que mostraba una enorme nube de humo en las inmediaciones del Departamento de Defensa de EE. UU.
La policía de Arlington, el condado de Virginia en el que se encuentra el Pentágono, se apresuró a tranquilizar a los ciudadanos, también a través de Twitter, confirmándoles que se trataba de una noticia falsa. Sin embargo, la noticia se había compartido con una gran rapidez y empezó a circular entre los usuarios propagando el pánico hasta llegar a Wall Street. Esto causó un rápido desplome del S&P 500, que perdió 30 puntos en cuestión de minutos. Un «flash crash» que costó cientos de miles de millones de capitalización total.
La fuente que lanzó la noticia fue precisamente una cuenta con la insignia azul llamada «Bloomberg Feed», por lo que fácilmente podía confundirse con la agencia Bloomberg, con quien ha resultado no tener ningún vínculo. Este truco de alterar el nombre de una fuente fidedigna se emplea con mucha frecuencia para difundir información falsa.
NewsGuard llevó a cabo una investigación importante sobre este tema en la que analizó la actividad en Twitter de entre el 1 y el 7 de marzo de 2023 de 25 cuentas superdifusoras de información errónea «verificadas» con Twitter Blue.
Según un informe publicado hace poco, cada una de las 25 cuentas analizadas ha llegado al menos a 50 000 seguidores y está afiliada a un sitio que, según NewsGuard, ha publicado información falsa, o ha resultado ser una cuenta ya identificada por haber difundido al menos una noticia falsa de la base de datos «Misinformation Fingerprints», propiedad de NewsGuard, que se encarga de desmentir con todo detalle los principales bulos. Según este sitio, las 25 cuentas identificadas publicaron un total de 141 tuits (originales o «quote tweets», es decir, retuits comentados) con afirmaciones falsas, engañosas o sin fundamento.
Estos tuis se han visto casi 27 millones de veces y han recibido más de 760 000 me gusta, retuits y «quote tweets» en el periodo de tiempo considerado.
De estas 25 cuentas, 10 se han restaurado desde que Musk pasó a ser el propietario de Twitter, después de haberlas suspendido cuando la plataforma aún estaba en manos de sus anteriores dueños.
Algunas reputadas organizaciones o medios, incluido The New York Times, se han declarado en contra de la novedad anunciada por Elon Musk y han asegurado que no se suscribirán a Twitter Blue.
Otro caso sonado, aparte de la falsa explosión del Pentágono, fue el de un usuario que escribió en Twitter haciéndose pasar por alguien de la farmacéutica Eli Lilly and Company y afirmando que, por fin, la insulina se distribuiría gratuitamente. Dicha publicación hizo que las acciones de la empresa cayeran un 4,37 %, lo que supuso la evaporación, como anunció Forbes, de más de 15 000 millones de dólares de la capitalización bursátil de la sociedad.
Como conclusión, se puede decir que Twitter, que se encontraba entre las redes sociales más institucionales y políticas, ha perdido credibilidad desde la llegada de Elon Musk, para sumarse a muchas otras fuentes que difunden noticias que, hoy en día, son, se miren por donde se miren, objeto de instrumentalización y, por tanto, poco fiables.
Saber dónde se encuentra la verdad cada vez es más complicado, entre otras cosas porque, con las nuevas herramientas tecnológicas y las nuevas aplicaciones de inteligencia artificial, manipular fotografías y vídeos ha pasado a ser cosa de niños.
No hay ninguna solución clara y definida en este momento.
La única forma de adoptar un comportamiento digital responsable es no compartir noticias sospechosas y evitar de cualquier modo actuar en internet de forma apresurada o distraída.
Una formación adecuada y la práctica constante son las únicas herramientas que nos pueden ayudar a esclarecer un mundo cada vez más confusoen el que lo virtual y lo real se confunden cada vez más y en el que todo lo que en su día se consideraba una referencia fiable y segura ahora puede ocultar sorpresas inesperadas.